29 mar 2023

P. Manuel Uña, 64 años al servicio de la Iglesia

Guadix, 15 de marzo de 1959 – Madrid, 15 de marzo de 2023. 64 aniversario de Ordenación Sacerdotal
Con 87 años y pisando los 88, deseo celebrar el 64 aniversario de mi ordenación sacerdotal. Vivo una realidad distinta a la de aquel 15 de marzo de 1959. Entonces, mis formadores, tuvieron que pedir dispensa pues me faltaban unos meses para cumplir la edad requerida. Ninguno de mis seres queridos: padres, hermanos, abuelos, pudieron acompañarme.
Hoy, con bastantes limitaciones pero con buena memoria, deseo celebrar este aniversario junto a mi hermana Toña, tan buena; con Rosa, mi sobrina, lúcida y fiel al lado de su madre; con Manolo, mi sobrino-ahijado, siempre servicial; y con los hijos de ambos.
Siento que me hace bien festejar en familia este aniversario, antes de viajar a la Residencia-Enfermería que tiene la Orden en la Virgen del Camino, León. Es también de despedida y recuerdo las palabras de Jesús en la última cena: “Ardientemente he deseado comer esta cena con vosotros antes de morir” (Lc 22, 14). Yo diría, antes de partir, antes de despedirme, pero necesito escribir “morir”, porque con la gracia de Dios deseo ir muriendo a todo y tomar conciencia de lo que voy dejando.
Imposible olvidar en este día, el gesto de postrarme en el piso de la catedral de Guadix (Granada), con la frente sobre el suelo y los brazos abiertos en forma de cruz, signo de mi disponibilidad para asumir el ministerio que se me confiaba. Tenía 23 años y agilidad para tumbarme y levantarme; hoy, si me arrodillo no puedo incorporarme sin pedir a alguien que me ayude. Qué actuales resuenan en mí las palabras de Jesús a Pedro: “Te lo aseguro, cuando eras joven tú mismo te ceñías e ibas adonde querías; cuando seas viejo, extenderás las manos, otro te ceñirá y te llevará adonde no quieras” (Jn 21, 18). Cuando repito esta frase me dicen: “No digas viejo, di anciano”; y es verdad, soy un anciano que experimento cómo el verbo “dejar” necesito conjugarlo en primera persona: dejar reconocimientos, lugares, ocupaciones y preocupaciones, personas…; dejarme ayudar, dejarme trabajar, dejarme sorprender por las novedades de la vida hasta el final; dejarle a Él que me trabaje. Qué oportunas son las palabras del hermano Rafael: “Nada deja el que todo lo deja, porque no deja sino lo que ha de dejar, quiera o no quiera”.
El rito fundamental de la ordenación sacerdotal es la imposición de manos. Cuánto me impactó sentir las manos del obispo y de los presbíteros sobre mi cabeza, y emocionado me he sentido cada vez que he impuesto las manos a un ordenando. Recuerdo los nombres de los dominicos cubanos más jóvenes, que fueron ordenados sacerdotes durante mi estancia en La Habana y a quienes tanto aprecio: Fr. Léster, a quien impuse las manos el 27 de diciembre de 2008; a Fr. Raisel, el 20 de mayo de 2017 y Fr. Néstor, que por causa de la pandemia tuvo que ser ordenado en Madrid. Todo sucede en silencio y en silencio se acoge al Espíritu.
El 1 de septiembre viajé desde La Habana a Madrid, como todos los años. Pero me sorprendió la enfermedad, he estado internado en el hospital por dos ocasiones y los doctores me han dicho: “Padre Manuel, su corazón está cansado”, hay que pensar en un nuevo ritmo de vida. Los superiores al tener conocimiento de esta situación me indicaron cuál sería el destino más conveniente para mí. No pude ni podré despedirme de Cuba, donde he sido tan feliz, ni de tantas personas que siento me han querido, me quieren y los quiero.
Semanas atrás, uno de mis hermanos dominicos de la comunidad de San Juan de Letrán, me envió un mensaje diciéndome: “Padre Manuel, sigo pensando que su sitio está aquí”. Estas palabras me enternecen y emocionan, pero hoy no es el verbo ‘pensar’ el que dinamiza mi existencia sino ‘escuchar’. En mi interior brotan estas palabras: “Manuel, sé obediente hasta la muerte, tu sitio está en ti, no pienses nada, no pidas nada, aunque hayas tenido que partir sin poder despedirte, lleva contigo el cariño y el reconocimiento”. Durante mi vida religiosa solo he pedido ir a Cuba cuando terminé mi servicio como Provincial, y Dios sabe por qué lo hice en silencio. Ahora no pido ni salir de Cuba ni quedarme allí, Dios es quien marca la ruta y en sus manos estoy.
Vine a Madrid con el billete de ida y vuelta, sin apenas equipaje; ahora, debo hacer una nueva etapa en el camino, no pensada ni programada, y conmigo llevo lo imprescindible: la riqueza de los recuerdos, las personas, los lugares, las fechas, el hábito, el rosario, los libros de rezo, la Biblia, el bastón, y el oído bien atento para escuchar lo que brota en mí. Grabadas tengo las palabras que pronunció mi formador, cuando el día de la ordenación el obispo le preguntó si me consideraba digno, y también mi respuesta: “Aquí estoy”.
Soy consciente de que mi vida como sacerdote ha sido y es un don de Dios, el gran don de Dios. A mi edad se me pide ser don no en el hacer sino en el ser, en el silencio agradecido, sin añorar otros tiempos.
Me vuelvo a Dios y agradezco a mis Superiores por ponerme en manos de Santa María del Camino. Ella con su ternura y cercanía, será quien me acompañe en esta nueva hora de entrega y gratitud.

“En este cuerpo mío que envejece
habita el hombre sin edad que soy.
Cuánta melancolía. Y cuánta dicha.
No sabría decir si, de las dos,
una descuella, pues ninguna acaso
quiere imponerse: se entrelazan ambas
en un sentir más hondo y sin origen.

Los años han caído uno tras otro
—o de golpe tal vez— sobre mi espalda,
pero no sobre mí, que estoy a salvo
en el ser interior que me sustenta.”
(“Sin edad” – Eloy Sánchez Rosillo)

Fr. Manuel Uña Fernández, O.P.
Madrid, 15 de marzo de 2023.

24 mar 2023

Ser testigos: la evangelización del corazón

 OMPRESS-ROMA (23-03-23) 

El Papa Francisco continuaba ayer, en la audiencia general del miércoles, con las catequesis sobre la pasión por la evangelización, centrándose en la primera forma de esta evangelización, que no es otra que el dar testimonio, la coherencia entre lo que se cree, lo que se anuncia y lo que se vive.
Para hablar de este aspecto de la misión, el Papa echaba mano de la “carta magna” de la evangelización en el mundo contemporáneo: la exhortación apostólica Evangelii nuntiandi de san Pablo VI, que, aunque es de 1975, “es como si hubiera sido escrita ayer”. En ella se afirmaba que la evangelización “no es transmitir una ideología o una ‘doctrina’ sobre Dios, no. Es transmitir a Dios que se hace vida en mí”. Y esto es el dar testimonio, pero el testimonio, advertía el Papa Francisco, “no puede prescindir de la coherencia entre lo que se cree y lo que se anuncia y lo que se vive”. Cada cristiano está llamado “a responder a tres preguntas fundamentales, así formuladas por Pablo VI: ¿Creéis verdaderamente en lo que anunciáis? ¿Vivís lo que creéis? ¿Predicáis verdaderamente lo que vivís?”. Por eso, “el testimonio de una vida cristiana conlleva un camino de santidad”, porque la misma evangelización a su vez hace crecer en santidad a la gente que la realiza”.
Abordaba también el Papa el tema de los destinatarios de la evangelización, que “no son solamente los otros, aquellos que profesan otros credos o que no los profesan, sino también nosotros mismos, creyentes en Cristo y miembros activos del Pueblo de Dios”. Cada día, hay que acoger la palabra de Dios y cambiar de vida, y “así se hace la evangelización del corazón”. Y es que, señalaba, “si la Iglesia no se evangeliza a sí misma se queda en una pieza de museo. En cambio, lo que la actualiza constantemente es la evangelización de sí misma. Necesita escuchar sin cesar lo que debe creer, las razones de su esperanza, el mandamiento nuevo del amor”, necesita “oír proclamar las obras de Dios”.
La Iglesia así, completamente dirigida a Dios, es “partícipe de su proyecto de salvación para la humanidad”, y es una Iglesia que “teje relaciones fraternas, que genera espacios de encuentro, aplicando buenas prácticas de hospitalidad, de acogida, de reconocimiento e integración del otro y de la alteridad, y que cuida de la casa común que es la creación”. Una Iglesias que dialoga con el mundo contemporáneo y, cada día, se encuentra y dialoga con el Señor, “y deja entrar al Espíritu Santo que es el protagonista de la evangelización”.

3 mar 2023

MISIÓN AMÉRICA

OMPRESS-ROMA (2-03-23)

El sábado 11 de marzo, el Papa Francisco recibirá en audiencia privada a la delegación de Misión América, con motivo de los 30 años de respaldo, acompañamiento y cooperación con los misioneros españoles por parte de esta ONG vinculada a la Comisión Episcopal de Misiones.
La delegación que acudirá a Roma estará encabezada por su presidente, Fernando Redondo, y estará formada por voluntarios que prestan su tiempo a esta ONG de apoyo a los misioneros. Además estará acompañada por el arzobispo de Pamplona-Tudela, Mons. Francisco Pérez, como presidente de la Comisión Episcopal de Misiones de la Conferencia Episcopal Española, y por Mons. Rafael Zornoza, obispo de Cádiz-Ceuta, y Mons. César Augusto Franco, obispo de Segovia, miembros de la misma Comisión.
El Papa Francisco podrá conocer la labor de Misión América, una ONG nacida el 17 de noviembre de 1993. Fue fruto de un acuerdo previo tomado en la Reunión bianual, de los sacerdotes misioneros españoles de la OCSHA (Obra para la Cooperación Sacerdotal Hispanoamericana), en Santo Domingo, República Dominicana, en enero de aquel mismo año.
El gran valor de Misión América es el haber contado siempre con los misioneros como referencia para sus ayudas, porque ellos son quienes mejor conocen la realidad de los países a los que van destinadas. De hecho, los criterios que han guiado su labor no han sido otros que los de los misioneros: promover el respeto, la defensa y la promoción de los derechos humanos; el compromiso por la igualdad y la justicia; el trabajo solidario y corresponsable con los más necesitados; la defensa de un desarrollo sostenible humano y social; la visión y valoración integral de la persona en su dimensión social, cultural y religiosa. Junto a la Comisión Episcopal de Misiones y a las Obras Misionales Pontificias, Misión América ha contribuido a dar a conocer la realidad de los misioneros y su labor en el mundo.
Por otro lado, con motivo de estos 30 años de actividad, Misión América quiere destacar el papel del voluntariado que ha colaborado en sus actividades, tanto en su sede central como en las delegaciones repartidas por toda España. Misión América forma parte también de las principales coordinadoras regionales de ONGD en España (como la Coordinadora de ONGD de Castilla – La Mancha, la Coordinadora Extremeña de ONGDS y Coordinadora de ONGD de Castilla y León). Pertenece además a la “Red de Entidades para el Desarrollo Solidario” (REDES), agrupación de 50 entidades dedicadas a la Cooperación para el Desarrollo, de inspiración cristiana y que promocionan los valores cristianos. Toda su actividad no habría sido posible sin la labor de los voluntarios, motivada en gran parte por la generosidad sin límites de los misioneros.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...