Hemos recibido unas imágenes
de Remedios Arias, misionera de nuestra diócesis. Ella no ha adjuntado ningún
texto, ni falta que hace, nos ha enviado unas fotos porque “una imagen vale más que
mil palabras”.
Ha sido su respuesta a una
cuestión que planteábamos a nuestros misioneros por medio de un correo
electrónico, sobre cuáles eran las funciones que desempeñaban en los países
donde realizan su misión, aparte de las sociales (educativas, sanitarias...).
Ella es catequista y
animadora y formadora en grupos de adultos y Cáritas.
Nuestros misioneros hablan
de Cristo, que es el tema que mejor conocen, no se puede anunciar a quien no se
conoce, ellos transmiten la doctrina de Jesús y la experiencia personal que
tienen de Él , son sus testigos y anunciadores de su Palabra iluminados por el Espíritu
Santo, les hablan también de María , madre y modelo para todos y de los que
siginifica ser discípulo de Cristo.
Ellos salen de su tierra
abandonando las comodidades y la seguridad
para ir y anunciar a Cristo donde los
quieran enviar. Abandonan su vida, sus costumbres e incluso sus ideas para
encontrarse en la realidad que la
evangelización les presenta.
Por amor a los hombres quiere llevarles el mensaje salvador de Cristo,
se interesan por sus problemas y siempre están disponibles para ellos
tratándoles como a iguales, con amor, acogida y compasión.
Todos los cristianos
deberíamos ser misioneros, puesto que
todos somos discípulos de Cristo, todos deberíamos ser testigos de la fe, como
parte de nuestra identidad cristiana, reconociéndolo y no ocultándonos cuando
vienen mal dadas.
La misión no es sólo seguir
un programa, un proyecto es compartir, anunciar y dar testimonio de Cristo a
todas las personas y comunidades con los que nos encontramos.
En la actualidad es tarea esencial de la evangelización, tener
una opción preferencial por los pobres, la promoción humana integral y la
auténtica liberación cristiana.
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