12 ene 2017

CAMPAÑA DE LA INFANCIA MISIONERA


El día 22 de enero en España, y con otras fechas de este mes en otros lugares, miles de niños de todos los continentes participan en la Obra Pontificia de Infancia Misionera, cuyo eslogan general es: “Los niños ayudan a los niños”.

Esta institución misionera forma, dentro de la Iglesia, una red de solidaridad universal cuyos principales protagonistas son los niños.

El lema de este año “sígueme” les hace una llamada para seguir a Jesús con pequeñas buenas acciones y una forma de vida conforme a sus enseñanzas, enseñándoles a ser menos egoístas, menos centrados en sus propios problemas e intereses y abriéndose a los problemas y necesidades de otros niños del mundo menos afortunados que ellos .

Explicarles que gracias a su oración y a su pequeño sacrificio, aunque sea de unos céntimos, se financian proyectos socio-sanitarios, alimentos y escuelas…para niños sin recursos , para huérfanos del Ébola, del sida o de las guerras, es obligación nuestra.
Todos los agentes de pastoral padres, profesores, sacerdotes, catequistas... tienen el deber de hacer que los niños conozcan esta invitación a seguir a Jesús de forma activa, esforzándose en el día a día junto a otros niños en ser pequeños misioneros.

No es "una campaña más" es la ocasión de sensibilizar a nuestra infancia, es una oportunidad de ayudar en la formación cristiana y evangelizadora de nuestros niños.
OMP

En la Jornada Mundial de la Juventud de Cracovia, el papa Francisco dirigió un discurso a los congregados para la vigilia de oración (30-7-2016). Sus palabras a los jóvenes –fácilmente aplicables a la realidad de los niños– pueden leerse como un estupendo enlace entre el pasado DOMUND y esta Jornada de Infancia Misionera.

Y sígueme...

“Amigos, Jesús es el Señor del riesgo, es el Señor del siempre «más allá». Jesús no es el Señor del confort, de la seguridad y de la comodidad. Para seguir a Jesús, hay que tener una cuota de valentía, hay que animarse a cambiar el sofá por un par de zapatos que te ayuden a caminar por caminos nunca soñados y menos pensados, por caminos que abran nuevos horizontes, capaces de contagiar alegría, esa alegría que nace del amor de Dios, la alegría que deja en tu corazón cada gesto, cada actitud de misericordia. Ir por los caminos siguiendo la «locura» de nuestro Dios, que nos enseña a encontrarlo en el hambriento, en el sediento, en el desnudo, en el enfermo, en el amigo caído en desgracia, en el que está preso, en el refugiado y el emigrante, en el vecino que está solo. [...] En todos los ámbitos en los que nos encontremos, ese amor de Dios nos invita a llevar la Buena Nueva, haciendo de la propia vida una entrega a Él y a los demás. [...]

Ese es el secreto, queridos amigos, que todos estamos llamados a experimentar. Dios espera algo de ti. ¿Lo habéis entendido? Dios quiere algo de ti, Dios te espera a ti. Dios viene a romper nuestras clausuras, viene a abrir las puertas de nuestras vidas, de nuestras visiones, de nuestras miradas. Dios viene a abrir todo aquello que te encierra. Te está invitando a soñar, te quiere hacer ver que el mundo contigo puede ser distinto. Eso sí, si tú no pones lo mejor de ti, el mundo no será distinto. Es un reto.

El tiempo que hoy estamos viviendo no necesita jóvenes-sofá, sino jóvenes con zapatos; mejor aún, con los botines puestos. Este tiempo solo acepta jugadores titulares en la cancha, no hay espacio para suplentes. El mundo de hoy pide que seáis protagonistas de la historia, porque la vida es linda, siempre y cuando queramos vivirla, siempre y cuando queramos dejar una huella. [...]

Cuando el Señor nos llama no piensa en lo que somos, en lo que éramos, en lo que hemos hecho o dejado de hacer. Al contrario: Él, en ese momento que nos llama, está mirando todo lo que podríamos dar, todo el amor que somos capaces de contagiar. Su apuesta siempre es al futuro, al mañana. Jesús te proyecta al horizonte, nunca al museo. [...]

Hoy Jesús, que es el camino, te llama a ti, a ti, a ti a dejar tu huella en la historia. Él, que es la vida, te invita a dejar una huella que llene de vida tu historia y la de tantos otros. Él, que es la verdad, te invita a abandonar los caminos del desencuentro, la división y el sinsentido. ¿Te animas? ¿Qué responden –lo quiero ver– tus manos y tus pies al Señor, que es camino, verdad y vida? ¿Estás dispuesto?”.

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