19 oct 2021

LA CASA DE LOS NIÑOS EN DIM DITEY

  KIEV - UCRANIA


 Lo que hemos visto y oído en la Casa de los Niños  de Dim Ditey...

Las dominicas de la Congregación Sto. Domingo, Granada, España, llegamos a Fastiv para fundar la Misión “María Madre de Dios” que luego se asentaría en Kiev ¡cuánto hemos oído desde entonces! ¡Cuánto nos han evangelizado, las gentes, los niños con los que trabajamos!
Llegamos respondiendo a una llamada del Maestro general de la Orden de Predicadores, después de la caída del comunismo en febrero de 1997. Al no estar permitida en aquellos tiempos la educación católica y, estudiando el medio en el que se movían los niños: abandonados en las calles, familias carentes de recursos básicos para vivir, niños afectados en su salud por la catástrofe de Chernóbil…tratamos de dar respuesta a lo que veíamos y comenzamos un centro de día, para darles alimentos y educación integral, en una casa con pequeñas y grandes aportaciones de bienhechores que comenzó el 2001.
En estos casi 25 años, Antonia, de Justel, (Zamora) ha estado desde el principio en la creación de esta misión y de nuestro centro sencillo, acogedor, funcional Dim Ditey, casa de los niños, en el que en un ambiente sano y ecuménico se están formando hombres y mujeres de provecho para sí mismos y para construir” otra Ucrania mejor”. María Jesús Cerro, de Madrid, y María Mayo, de Uña de Quintana, (Zamora) reforzaron la comunidad en un momento en que Antonia se quedó sola.
Nuestra misión suscita en otros el interrogante de ¿Quiénes somos y por qué estamos aquí? Antonia nos
cuenta que al principio les preguntaban si eran espías. Luego los flujos migratorios hacia España de tantísimos ucranianos les hacen preguntarse y preguntarnos que buscamos en Ucrania, cuando tantísimos ucranianos se van a España. Esto nos da pie para dar razón de nuestra fe y esperanza a los que nos preguntan, ortodoxos o protestantes, creyentes o no… A veces se dan situaciones de gracia insospechadas. Al decir que no, a la invitación a una oración ecuménica por no ser creyente, Antonia le asegura: Pero no olvides que Dios cree en ti. El hombre la mira con cara de asombro absoluto y a nosotras nos hace también pensar en las relaciones con el Dios Padre que confía en nosotras. En otra ocasión al colocar una cruz en la puerta de la capilla, el obrero que lo hacía, nos comparte que alguien de su familia es creyente pero él no, y antes de colocar la cruz la toma en silencio entre sus manos, y cierra los ojos haciendo una oración.
Compartimos con las familias de los niños, gentes que vivieron largos años de comunismo, y que experimentan ahora al mismo tiempo, libertad y democracia, resurgir de raíces místicas y cristianas, capitalismo, corrupción y guerras…y en estos tiempos de Covid, todos vamos creciendo, sobre todo niños y profesores en responsabilidad. Hemos podido ayudar a una abuelita a ir a su campo durante los muchos meses que no hubo transporte, y cuando pudo, ir nos mandó a decir con unos chocolates y un nacimiento que ya no necesitaba la ayuda. Que podíamos ayudar a otros. ¡Qué hermosa es la gratitud y el pensar en los otros!
Compartir lo que somos, en la vida de cada día con los niños, en este ambiente intercultural e interreligioso, tiene un sabor fresco de fe. Trabajamos una catequesis humano-cristiana y como Jesús nos apoyamos en cuentos y parábolas. Curiosamente, los niños recuerdan a María Jesús al final del año, la importancia de perdonarse y de construir puentes pensando en uno de los cuentos del año. Hay momentos deliciosos como el dibujo de Dios, de una pequeña de tres años y en el que María solo veía nubes y la pequeña de dice: Dios está detrás. O al recordarle otra, lo que hay que hacer antes de dormir: Poner la mano sobre el corazón y al sentir su latido, decir: Dios vive aquí y no tener miedo.
La vida misionera es hermosa. Abrirnos unos a otros y descubrir los pequeños y grandes gestos por los que Dios camina con nosotros, nos lleva de la mano y nos descubre su amor cada día.
 
Antonia Estrada Vázquez y María mayo Justel, dominicas CSD y misioneras en Kiev.

En la imágen a la derecha la Hna. María Mayo de Uña de Quintana y en el centro la Hna. Antonia Estrada natural de Justel.


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