Desde el año 1919 más de 500 sacerdotes «han llevado a cabo su sueño», con el empeño de poder llegar a las aldeas más lejanas de la selva de África, a los rincones más escondidos de los grandes suburbios de América Latina, al corazón de las ajetreadas ciudades de Asia siendo portadores de esta gran noticia: Dios está entre nosotros.
Para este año se ha querido coger el lema: “Catequistas: Rostro alegre del Evangelio”. La figura del catequista en la Iglesia es importante y lo seguirá siendo en cada comunidad cristiana. En los países de misión donde trabajamos, el catequista es el iniciador de la comunidad cristiana, es el que presenta los nuevos candidatos al bautismo, es el formador y transmisor de la fe en la comunidad, y ello lo hace no por profesión sino por vocación.
Todos los que desean formar parte de la comunidad e iniciar su camino de fe, se presentaran al catequista, quien con la alegría del Evangelio, los acompañara y los formara para que al menos durante dos años tengan un encuentro personal con Jesus. El catequista, inserto en su comunidad y Compartiendo su vida, es el sostiene y anima la comunidad con su magisterio, con su celo apostólico y con su testimonio de vida. Él es la autoridad moral de la comunidad, aunque no sea el líder de ella.
No hay comentarios:
Publicar un comentario