OMPRESS-BRASIL
(10-6-14)
En vísperas de la Copa del mundo, cuando los ojos de todos miran al
“país del fútbol”, la Iglesia brasileña plantea un reto: defender la vida y
denunciar la trata de personas. Mañana, miércoles 11, un día antes de la
ceremonia de apertura, un equipo especial se reunirá en la Esplanada de los
Ministerios, en Brasilia, para llevar a cabo una marcha. Los convocados son
religiosos, sacerdotes, obispos, representantes de instituciones, movimientos y
de la pastoral de Iglesia, para decir “¡Adelante, Brasil, salvemos la vida
humana!” y dar un “olé” a la libertad.
La marcha,
“Jugar a favor de la vida y en contra de la trata de seres humanos”, está
promovida por la Conferencia de Religiosos de Brasil (CRB), a través de la Red
Un Grito por la Vida y está siendo organizada desde mayo en colaboración con el
Departamento de Seguridad Pública del Distrito Federal de la capital brasileña
y la Archidiócesis de Brasilia.
La
preparación del evento se completó en la tarde del martes 3, en la sede de la
CRB nacional, con la participación de representantes del Centro Cultural
Misionero (CCM); Obras Misionales Pontificias (OMP); Sector de Pastoral
Vocacional, Movilidad Humana, Grupo de Trabajo sobre trata de personas de la
Conferencia Episcopal de Brasil; Un Grito por la Vida de CRB Brasilia, el
Consejo Indígena Misionero (CIMI) y asesores ejecutivos de la CRB nacional. La
delegación alemana de Adveniat también participará en la marcha.
“Toda
manifestación a favor de la vida debe ser apoyada y como miembro de la Junta
Directiva de la CRB nacional, represento a muchos religiosos y nuestro apoyo
quiere representar la fuerza de estos consagrados y consagradas… que lleva este
mensaje a favor de la vida”, dijo el hermano Joaquim Sperandio, religioso
marista, de la directiva de la CRB.
Para la
presidenta nacional de la CRB, Sor Maria Inês Ribeiro, la realización de esta
caminata en Brasilia será un incentivo para que Brasil entero reflexione sobre
el tema. “Que Dios bendiga esta marcha de mañana día 11 para que 'suene el
silbato’, y animemos a participar a todos los religiosos de Brasil en cada
ciudad sede de la Copa, para concienciar y denunciar este crimen”, dijo.
Sobre el
peligro de persecución religiosa o amenazas, la presidenta declaró
categóricamente que si los religiosos tienen miedo, no están viviendo su
vocación. “Nuestra vocación es ser testigos de Jesucristo y Él dio su vida
hasta las últimas consecuencias, asumiendo el desafío de su misión”.
Esta marcha
pretende reunir el mayor número posible de participantes con el propósito de
llamar la atención sobre el problema del tráfico que afecta a miles de familias
en Brasil y en el mundo y que en grandes eventos tiende a crecer. El programa
prevé un homenaje en memoria de los niños, adolescentes, hombres y mujeres que
murieron o desaparecieron como víctimas de este delito.
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