Obras Misionales Pontificias - 14/01/2016
Mark Desser es uno de los cinco sacerdotes (incluido el obispo) que trabajan en
Yibuti, un pequeño país en el cuerno de África, de mayoría musulmana. En la
presentación de la Jornada de Infancia Misionera, ha subrayado el papel
educativo de la Iglesia, que acoge a ricos y pobres, a musulmanes y cristianos,
etc. Asimismo, ha subrayado la importancia de la educación para la pacificación
de la zona. Infancia Misionera sostiene esta tarea, entre otras cosas, ayudando
con el material escolar u ofreciendo becas a los niños más pobres.
Mark Desser es un ex ingeniero de General Motors, que un día
sintió la llamada del Señor a trabajar entre los musulmanes de Yibuti. En la
presentación de la Jornada de Infancia Misionera que tuvo lugar esta mañana en
la sede nacional de OMP, explicó que la educación es la principal tarea de la
Iglesia Católica, minoritaria en este pequeño país de 23.200 kilómetros
(apenas el o,6 % de la población es católica). Las escuelas impulsadas por la
Iglesia, están presentes en Yibuti desde que llegaron los primero misioneros
capuchinos en 1885.
Mark, que es el vicario general de Yibuti, trabaja en una
escuela de alfabetización en la Misión Católica de Tadjorurah, al norte del
país, donde se encuentra la etnia de los afares. En todo el país, la Iglesia
tiene 4 escuelas primarias acreditadas por el Estado y cinco (entre las que se
encuentra la de Tadjorurah), dedicadas "a los más pobres y vulnerables, a
los que no tienen papeles o no pueden ingresar en la escuela pública por
diversas razones". Sin la ayuda de la Infancia Misionera, estas escuelas
no podrían sobrevivir, porque como dijo el misionero "no somos
autosuficientes". Los subsidios sirven para pagar el sueldo de los
profesores o comprar material escolar, pero también para jugar, porque como
dice Mark, esto es "esencial en la vida del pequeño".
Mark se siente "padre" de los 71 niños que su
escuela atiende en la actualidad, por la que han pasado algunos de los
principales dirigentes del país, entre ellos, el actual presidente. El
misionero sabe que "los jóvenes de hoy son los responsables del
futuro", por eso considera que su misión fundamental es "abrir los
jóvenes a Dios y a los demás, tal como son". El misionero se siente
"también cura de los musulmanes", muchos de los cuales estudian en
las escuelas cristianas. La relación con ellos es cordial; y son los propios
padres musulmanes los que les animan para que hablen de Dios a sus hijos.
Además de la labor educativa, "esencial para la
paz", la Iglesia ha salido también al paso de las necesidades de los
refugiados, que llegan al país procedentes de algunos de los países más
castigados de la zona, como Yemen. Fue el propio obispo de Yibuti, monseñor
Giorgio Bertin quien quiso abrir un campamento de refugiados para que los niños
tuvieran un "oasis de normalidad".
El director de OMP, Anastasio Gil, que agradeció a Mark
Desser que narrara en primera persona la labor de Infancia Misionera, subrayó
que la solidaridad mutua entre los niños, y la atención a sus necesidades
espirituales, son las dos singularidades de esta Obra Pontificia presente en
130 países. El Fondo Universal de Solidaridad administrado por OMP, en el que
se reciben aportaciones de los niños de todo el mundo, contribuyó en 2015 a la realización de
2.699 proyectos destinados a la Infancia en todo el mundo. Solamente con la
ayuda de España ( 2.727.721,66 euros) se pudo ayudar a 385 proyectos en 37
países.
El director de OMP recordó que la Jornada de Infancia Misionera
se celebrará en España el domingo 24 de enero.