(Foto de Roberto Pestaña que en la actualidad se encuentra en Lomé - Togo)
OMPRESS-TOGO
“No se puede evangelizar sin más al que tiene hambre, al que tiene sed, al que está enfermo”
Mons. Dominique Banlène Guigbile, obispo de Dapaong, Togo, visitaba ayer la dirección nacional de las Obras Misionales Pontificias para agradecer el apoyo que recibe su diócesis de esta institución pontificia. Desde que se creara esta diócesis en 1960 – en aquel entonces como Prefectura Apostólica de Dapango – cada año las Obras Misionales Pontificias han enviado aportaciones tanto para el sostenimiento de la diócesis como para proyectos de todo tipo desde construcción de iglesias a pozos, pasando por ayudas a la infancia y a los seminaristas locales. Todo ello fruto de la generosidad de los católicos de todo el mundo con la Obra de la Propagación de la Fe – el DOMUND –, la de Infancia Misionera y la Obra de San Pedro Apóstol para las vocaciones en países de misión.
Mons. Guigbile ha compartido los desafíos que afronta a día de hoy su diócesis, en la zona más al norte de este pequeño y alargado país de África occidental. Una región de sabana, frontera con Burkina Faso.
Recordaba el obispo de Dapaong, que los obispos que le precedieron tuvieron que afrontar lo más urgente. Es un lugar pobre, y, por eso, como decía el primer obispo de Dapaong: “no se puede evangelizar sin más al que tiene hambre, al que tiene sed, al que está enfermo, al que no tiene acceso a la educación… sin afrontar estas necesidades”. Por eso, gran parte de la labor de la Iglesia ha sido la de crear escuelas, dispensario, pozos, centros de aprendizaje laboral para jóvenes.
Hoy la Iglesia de Dapaong está en un momento de transición. Está pasando de ser una Iglesia de misión a una Iglesia local. Agradecía por eso la labor del Instituto Español de Misiones Extranjeras, cuyos misioneros han dado verdaderamente su vida en Togo. Hoy ellos han terminado su misión y son los sacerdotes locales, las religiosas locales y los catequistas los que continúan su misión de evangelización y desarrollo. Por eso, el primer desafío que tiene la diócesis es encontrar los medios materiales para continuar con su misión de evangelización ya en manos de los fieles de Dapaong.
Contaba Mons. Guigbile, que en África, en general, y en Togo también, la mayor parte de la población es joven. Pero el porcentaje de jóvenes es incluso mayor en la Iglesia que en la población en general. El 53% de la población de Dapaong sigue las religiones tradicionales, pero son los jóvenes los que se acercan a la Iglesia, los que tras el catecumenado, un verdadero camino de fe, reciben el bautismo. El segundo desafío, por tanto, es organizar una sólida pastoral juvenil. Cada año, la diócesis adopta un lema que centra y aúna toda su labor. El de este año, precisamente es: “La Iglesia a la escucha de los jóvenes, los jóvenes al servicio de la Iglesia”. Será una oportunidad para reflexionar, trabajar y “escuchar” las propuestas de los jóvenes, que son mayoría en la Iglesia de Dapaong.
El tercer gran desafío, señalaba el obispo, el diálogo interreligioso. En Dapaong se vive en armonía y, sobre todo, entre católicos y musulmanes la relación es excelente. En las grandes fiestas cristianas, como Navidad y Pascua, el imán principal escribe una carta de felicitación a los cristianos. Lo mismo hace el obispo cuando llega el Ramadán y otras fiestas musulmanas. Mons. Guigbile explica que hay que mantener esta armonía, porque, como dice bromeando el imán de Dapaong, “aunque tenemos madres distintas, somos hermanos, hijos de un mismo padre, que es Dios”.
Mons. Dominique Banlène Guigbile, obispo de Dapaong, Togo, visitaba ayer la dirección nacional de las Obras Misionales Pontificias para agradecer el apoyo que recibe su diócesis de esta institución pontificia. Desde que se creara esta diócesis en 1960 – en aquel entonces como Prefectura Apostólica de Dapango – cada año las Obras Misionales Pontificias han enviado aportaciones tanto para el sostenimiento de la diócesis como para proyectos de todo tipo desde construcción de iglesias a pozos, pasando por ayudas a la infancia y a los seminaristas locales. Todo ello fruto de la generosidad de los católicos de todo el mundo con la Obra de la Propagación de la Fe – el DOMUND –, la de Infancia Misionera y la Obra de San Pedro Apóstol para las vocaciones en países de misión.
Mons. Guigbile ha compartido los desafíos que afronta a día de hoy su diócesis, en la zona más al norte de este pequeño y alargado país de África occidental. Una región de sabana, frontera con Burkina Faso.
Recordaba el obispo de Dapaong, que los obispos que le precedieron tuvieron que afrontar lo más urgente. Es un lugar pobre, y, por eso, como decía el primer obispo de Dapaong: “no se puede evangelizar sin más al que tiene hambre, al que tiene sed, al que está enfermo, al que no tiene acceso a la educación… sin afrontar estas necesidades”. Por eso, gran parte de la labor de la Iglesia ha sido la de crear escuelas, dispensario, pozos, centros de aprendizaje laboral para jóvenes.
Hoy la Iglesia de Dapaong está en un momento de transición. Está pasando de ser una Iglesia de misión a una Iglesia local. Agradecía por eso la labor del Instituto Español de Misiones Extranjeras, cuyos misioneros han dado verdaderamente su vida en Togo. Hoy ellos han terminado su misión y son los sacerdotes locales, las religiosas locales y los catequistas los que continúan su misión de evangelización y desarrollo. Por eso, el primer desafío que tiene la diócesis es encontrar los medios materiales para continuar con su misión de evangelización ya en manos de los fieles de Dapaong.
Contaba Mons. Guigbile, que en África, en general, y en Togo también, la mayor parte de la población es joven. Pero el porcentaje de jóvenes es incluso mayor en la Iglesia que en la población en general. El 53% de la población de Dapaong sigue las religiones tradicionales, pero son los jóvenes los que se acercan a la Iglesia, los que tras el catecumenado, un verdadero camino de fe, reciben el bautismo. El segundo desafío, por tanto, es organizar una sólida pastoral juvenil. Cada año, la diócesis adopta un lema que centra y aúna toda su labor. El de este año, precisamente es: “La Iglesia a la escucha de los jóvenes, los jóvenes al servicio de la Iglesia”. Será una oportunidad para reflexionar, trabajar y “escuchar” las propuestas de los jóvenes, que son mayoría en la Iglesia de Dapaong.
El tercer gran desafío, señalaba el obispo, el diálogo interreligioso. En Dapaong se vive en armonía y, sobre todo, entre católicos y musulmanes la relación es excelente. En las grandes fiestas cristianas, como Navidad y Pascua, el imán principal escribe una carta de felicitación a los cristianos. Lo mismo hace el obispo cuando llega el Ramadán y otras fiestas musulmanas. Mons. Guigbile explica que hay que mantener esta armonía, porque, como dice bromeando el imán de Dapaong, “aunque tenemos madres distintas, somos hermanos, hijos de un mismo padre, que es Dios”.
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