28 abr 2021

SEMANA DEL BUEN PASTOR

 

Recibimos desde Albania el testimonio de Laureano del Otero, misionero redentorista astorgano siempre dispuesto a contarnos su experiencia misionera en un país donde la fe tuvo que esconderse durante años dentro de la puerta de los hogares. Su vocación como la de otros 300 misioneros de la diócesis llevar la fe a países que no conocen a Jesús y porqué no orientar a nuevos pastores para la Iglesia de Cristo.


Queridos amigos: Seguimos en la semana del Buen Pastor, la semana de oración por las vocaciones, especialmente en países de misión. Desde el Miércoles de Ceniza he comenzado un nuevo desafío misionero en este maravilloso país de Albania: atender como sacerdote la zona más al sur del país. La única comunidad católica que hay en casi un centenar de kilómetros a la redonda se encuentra en Gjirokastër, una ciudad de piedra, Patrimonio de la Humanidad, donde los bautizados católicos no llegan a 20. Los Redentoristas nos sentimos especialmente enviados a atender las urgencias misioneras de la Iglesia.
Por más de 25 años, han sido religiosas Hijas de Cristo Rey quienes las han acompañado, enseñado y abrazado. Sólo algunas veces han contado con el gran regalo de la Eucaristía y la presencia (pasajera, peregrina) del sacerdote. Ahora yo he sido enviado a ser como el Buen Pastor, que deja 99 para buscar a una: ir a buscar lo que Cristo tiene en su corazón de Pastor. Y eso me recuerda los hermosos versos de Góngora: “Oveja perdida, ven/ sobre mis hombros, que hoy/ no sólo tu pastor soy,/ sino no tu pasto también”. También llegó una semana antes que yo un diácono permanente francés, un policía de fronteras enviado por la comunidad europea, casado, padre y de poco más de 30 años, que ha estado en la comunidad hasta la Semana Santa, con gran entusiasmo por su servicio diaconal en la misión. ¡Todos somos la Iglesia!
El sur de Albania está guiado por un obispo misionero, pero no somos diócesis porque no tenemos ni sacerdotes suficientes, ni templos, ni agentes pastorales. Es una Administración Apostólica, nacida en 1939, en medio de una población ortodoxa y musulmana. No tenemos catedral y nuestro Pastor diocesano lleva la sacristía en su coche: desde los Santos Óleos hasta el báculo pastoral. Él nos reparte libros religiosos, nos hace llegar objetos litúrgicos y nos visita periódicamente. Él mismo se desplaza cada fin de semana para celebrar Eucaristías, siempre a muy pequeñas comunidades, que aunque reducidas en número, son grandes de corazón.
Por suerte ¡tenemos un seminarista! Es un joven que ya se encuentra en el último año de su preparación, en el semanario albanés de Shkodër, para vocaciones sacerdotales de Albania, Montenegro y Kosovo. Son poco más que los Apóstoles, y aunque nos alegra su valentía, no preocupa que no entren más en este camino de seguimiento de Cristo. Todavía somos muchísimos los misioneros que servimos en este país balcánico. Por eso, la oración de todos será importante, para que Jesús siga escogiendo para guiar a su rebaño nuevas vocaciones, llenas de su misericordia y redención.
Un fortísimo abrazo

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