3 may 2021

CICLÓN EN KUPANG INDONESIA

Hemos recibido unas letras de Mª Ángeles Gallego, pertenece a la Obra Misionera de Jesús y María y es oriunda de Santibáñez de Tera, creemos que deben leerla para conocer de primera mano las situaciones que se viven en misiones como la de ella en Kupang, Indonesia.
".... Nada más enviaros la carta de felicitación pascual el día de Resurrección, en la que os puse como nota que nos habíamos pasado el día recogiendo agua, comenzamos a sufrir un ciclón, (que me imagino habréis visto algo en las noticias). Esta es una noticia en exclusiva para vosotros. Inmediatamente se fue la luz y la noche era negra, negra, renegra. El aire y la lluvia golpeaban la casa con gran fuerza, hasta que incluso conseguía abrir las ventanas. Nos reunimos toda la comunidad en un aula que tenemos en la planta baja y que está más resguardada, pues cuando eran poco más de las 11 de la noche se cayó el techo de una parte de la planta de arriba.
Rezamos el rosario a la Virgen pidiendo su protección, mientras varias velaban en las puertas para achicar el agua que se colaba por debajo. Rezamos, pues ante esta impotencia, ¿quien si no nos fortalece, sino el Señor? Yo al principio estaba como bloqueada, os confieso que también pasé susto. La oscuridad me impone mucho; aunque pensándolo bien, fue mejor no haber visto cómo evolucionaba el ciclón, pues sólo cuando empezó a amanecer (que parecía que no iba a ser nunca) comenzamos a ver los destrozos que había hecho: el jardín y la huerta estaban arrasadas, se veían restos de techos falsos y tejados por aquí y por allá, de los platanales y los arboles de papayas fueron pocos los que quedaron en pie, también pudo con algún árbol grande y a todos les cambió el look, les cambió la melena de lado, pues las ramas estaban todas de un lado, incluso arboles bien fuertes. Cuando se serenó el temporal, sobre las diez u once de la mañana, y pudimos salir, ya vimos con mucha pena cómo había levantado el tejado especialmente en cuatro zonas. En la capilla había bastante agua, como para entrar hay que salir al exterior, no habíamos podido verla. Dejó inservible el armarito de la megafonía, ésta aún no sabemos si funciona, pues acaba de venir la luz, y nos da un poco de susto conectarla porque le caía el chorro de agua justo encima y estaba el aparato lleno de agua. Con suerte que se haya secado ya y funcione de nuevo. Ojalá. En el oratorio también se cayó un trozo de techo, y en dos partes más de la casa, pues corría el agua por las paredes, incluso por una del comedor que queda en el piso de abajo, atravesó dos pisos. El techo del dormitorio de las aspirantes parecía que le habían batido a balazos, está lleno de agujeros, y claro, los colchones, mojados. En el garaje rompió dos cristales de los tragaluces.
La fachada de la guardería la dejó adornada de hojas trituradas pegadas, así como el patio interno. Dentro salió alguna gotera, pero sin mucha importancia. El susto fue al ver la sala de los bebes. Una chapa del tejado del vecino (pues los tejados aquí son chapas, como uralitas de zinc) salió volando, cortó un platanal y un árbol de papayas y se estampó contra dos cristales de dos ventanas. A saber la velocidad que llevaba la chapa porque aparecieron cristales al otro lado de la sala. En el aula de abajo, manaba el agua del suelo.
Pero después de todo, podemos cantar ALELUYA, GRACIAS SEÑOR PUES TODAS ESTAMOS BIEN.
Hemos estado la semana completa sin luz, seguimos sin internet y prácticamente sin teléfono. La señal de internet del móvil entraba a ráfagas, ahora está mejor por eso os puedo escribir, espero que salga. Para cargar los móviles y las linternas, que aquí se recargan a la luz la mayoría, buscamos quien tuviera generador y pedimos el favor en la parroquia a dos vecinos, a unas monjitas. Siempre hay gente que ayuda. Gracias a un conocido al fin han venido a valorar el tejado y hoy han venido a taparlo provisionalmente, no tiene arreglo, debemos cambiarlo entero pues está muy mal y no sólo por el ciclón, sino porque en su día lo pusieron mal.
Bueno, no os canso más. Simplemente comparto con vosotros esta nueva experiencia que no tiene nada que ver con las imágenes que había visto en la tele sobre ciclones en otros sitios. Una cosa es ver y otra muy distinta es sentir. En la calle todavía hay mucho tendido eléctrico por el suelo, aun no han podido llegar a abastecer toda la ciudad. La peor parte se la han llevado los pueblos. Hay gente que se ha quedado sin nada. El sábado estuve recopilando ropa, comida, sandalias y jabones para mandar a esas zonas. Ayer, varias hermanas de mi comunidad con religiosas de otra comunidad cocinaron 500 raciones de comida y fueron a repartir a una de estas zonas.
Si sigo me enrollo, nada más que enviaros un abrazo muy fuerte y mi oración con mucho cariño". 
MUCHISIMAS GRACIAS POR TODO, ESPECIALMENTE POR VUESTRO CARIÑO Y APOYO.
Mª Ángeles Gallego

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