16 jul 2021

GRUPOS DE CÁRITAS - MISIÓN

GRUPOS DE CÁRITAS - MISIÓN
Hace unos años se crearon en varios pueblos de la diócesis grupos de “Caridad y misión” para dinamizar la actividad caritativa y misionera de esas personas con las que se podía contar “para todas las campañas” y que siempre eran las mismas. Cáritas Diocesana colaboró con la creación de una sección internacional para que todo se hiciera de un modo transparente y legal.
La razón fue simple, desde hace años, las parroquias desarrollaban (ayer y hoy) su misión en una sociedad que se iba apartando progresivamente de la visión cristiana de la vida y en la que sectores humanos cada vez más amplios se instalaba en la increencia, es decir, negando o prescindiendo de Dios. Hacía falta unirlos y dar un sentido “misionero y evangelizador” a esos pueblos.
Los que pusieron en marcha estos grupos, vieron que la comunidad parroquial no puede permanecer replegada sobre sí misma, sino que había de abrirse al mundo concreto donde está enraizada y donde las gentes viven sus luchas, gozos y sufrimientos.
Otro de los objetivos de estos grupos era elaborar o ir desarrollando poco a poco en la parroquia un proyecto misionero, que les ayudara a superar planteamientos de carácter puramente sacramentalista o catequético y los hiciera caminar hacia lo misionero colaborando en proyectos de misioneros de sus zonas. Funcionaron muy bien realizaban actividades que dinamizaban a los pueblos, mercadillos, cenas...  pero lamentablemente no hubo relevo, y estos grupos fueron desapareciendo hasta quedar reducidos a un pequeño grupo de personas.
Este mundo se encuentra en vías de progresiva descristianización, la misión de la parroquia no puede reducirse a mantener la fe de los practicantes que ya están dentro y acompañarlos en sus deberes cristianos, sino que ha de plantearse decididamente como evangelización estrictamente misionera. Esto supone no actuar dando por supuesta la fe en el corazón de las personas y en el interior del tejido social, sino centrar todo el esfuerzo en ayudar a despertarla primero, y a madurarla después como adhesión personal, libre y gozosa al Dios de Jesucristo.
Ya hace años, los mismos que se dicen creyentes, viven muchas veces su fe acosados por la duda, la desorientación y la incertidumbre. O la relegan al ámbito exclusivo de una serie de cumplimientos y costumbres totalmente desconectadas de los planteamientos y actitudes que conforman su vida: son «los creyentes de domingo y ateos del resto de la semana».
Es evidente que la cultura dominante, el sistema de valores vigente, la moralidad pública, los principios que inspiran la legislación, el mismo ambiente social, se distancian cada vez más del mensaje y de las exigencias del Evangelio.
Cada vez necesitamos más de personas comprometidas. Los grupos de Caridad-Misión prácticamente han desaparecido o se han reconvertido, lo que no significa que no fueran y sean necesarios.
La caridad en los países de misión, que es la otra cara de la Evangelización, es asumida la mayoría de las veces por ONGs religiosas como Manos Unidas o Cáritas, y otras ajenas a la Iglesia.
Nuestros misioneros diocesanos, muchas veces, se quedan al margen de estas ayudas porque lo que necesitan es tan puntual y “pequeño” en comparación con las grandes obras de las ONGs, que no es contemplado por ellas.
Como dijo hace pocos días el cardenal Celestino Aós, arzobispo de Santiago de Chile, hablando sobre Laicidad y Misión, en la última Semana de Misionología, “el misionero ama con generosidad, sin recortes ni acomodamientos” , así debemos amar los cristianos de aquí, pero además se hace imprescindible apoyar a nuestros misioneros Ad Gentes, ellos necesitan de nuestra ayuda, porque solos no llegan a las innumerables necesidades que se encuentran en sus países de misión.

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