Como ya dijo en su homilía el Sr. Obispo Don Jesús, “Es un día alegre para nosotros. y sencillo, como la vida de los misioneros sencilla pero llena de riqueza, profundidad y hondura”.
Tras la bienvenida en el seminario, nos acercamos a la Catedral , donde su Dean, Don Javier Gay tuvo la gentileza de hacernos una visita guiada, muy enriquecedora y especial, incidiendo no tanto en su “valor artístico” como en su valor teológico.
Una vez de vuelta en el seminario y tras departir agradablemente entre todos, comenzó la Eucaristía participada y dirigida por el Sr. Obispo acompañado por el delegado de misiones y algunos misioneros y sacerdotes de la diócesis.
El Sr. Obispo les dio la bienvenida y entre otras palabras les agradeció su asistencia y les hizo saber que nos sentimos reforzados con su testimonio, añadiendo que “nos gusta que nos tengáis presentes cuando os vais” …. “El hermoso testimonio de nuestros misioneros a veces duro, otras alegre y ejemplarizante, dejándolo todo atrás, para vivir a veces en situaciones violentas, problemáticas y peligrosas, pero sembrando la palabra de Dios por donde van es un ejemplo inestimable…. También nos pidió fe para descubrir al Señor en las cosas pequeñas de nuestra vida … hizo mención de los misioneros laicos con una función maravillosa y de los misioneros religiosos en los que dice ve que tienen “otra mirada, más profunda, porque su fe no busca lo espectacular, porque la mirada del misionero religioso va más allá, al fondo del corazón, viendo el sufrimiento de la gente, con unos pies más rápidos para llegar a sus problemas y con un corazón más generoso. Acabó diciendo que hay que pedir al Señor esa “mirada de fe” que los misioneros dirigen a los pobres y desamparados que piden ayuda.
Tras la Eucaristía una comida fraterna tras la que nuestros misioneros nos hablaron de sus experiencias en los territorios donde desarrollan su “Misión”, los problemas con los que se tienen que enfrentar, las puertas cerradas en algunos países de África, el ecumenismo y la buena relación con los musulmanes en otros, la única carretera en algunas diócesis que les obliga a caminar desde ella dos, cuatro o hasta seis kilómetros andando por la selva para llegar a las comunidades, que pueden ser tan grandes como nuestra diócesis y que les impide visitarlas mas de una o dos veces al año, por lo que cuentan con la ayuda de laicos formados que les “ayudan” en su tarea. La falta total de vocaciones en unos sitios y el florecimiento de las mismas en otros…el trabajo abnegado en residencias de ancianos, o en la administración…. Y todos ellos con esa mirada alegre y esperanzadora que transmite FE con mayúsculas.
Nuestros misioneros son un estímulo y un ejemplo para los católicos de nuestra diócesis y nos debe ayudar a ser cada día más “misioneros”, abriéndonos al mundo y a los necesitados, y saliendo, con fuerza renovada, a comunicar ese amor de Dios que abraza a todos los hombres, a las periferias, fuera de nuestra “zona de confort”.
Siempre insistimos en que debemos apoyar a nuestros misioneros con la oración pidiendo por el éxito en sus tareas, pero también apoyándoles económicamente cuando lo necesiten. También agradeciéndoles su respuesta a la llamada a la evangelización, “Saliendo de su tierra", compartiendo su pan, … con su testimonio y la entrega de su vida, dejándolo todo comodidades y tranquilidad por “abrir brecha” y hacer llegar la Palabra de Dios a todos los rincones de la tierra. Como siempre GRACIAS a todos ellos por su labor abnegada y desinteresada.
El Sr. Obispo les dio la bienvenida y entre otras palabras les agradeció su asistencia y les hizo saber que nos sentimos reforzados con su testimonio, añadiendo que “nos gusta que nos tengáis presentes cuando os vais” …. “El hermoso testimonio de nuestros misioneros a veces duro, otras alegre y ejemplarizante, dejándolo todo atrás, para vivir a veces en situaciones violentas, problemáticas y peligrosas, pero sembrando la palabra de Dios por donde van es un ejemplo inestimable…. También nos pidió fe para descubrir al Señor en las cosas pequeñas de nuestra vida … hizo mención de los misioneros laicos con una función maravillosa y de los misioneros religiosos en los que dice ve que tienen “otra mirada, más profunda, porque su fe no busca lo espectacular, porque la mirada del misionero religioso va más allá, al fondo del corazón, viendo el sufrimiento de la gente, con unos pies más rápidos para llegar a sus problemas y con un corazón más generoso. Acabó diciendo que hay que pedir al Señor esa “mirada de fe” que los misioneros dirigen a los pobres y desamparados que piden ayuda.
Tras la Eucaristía una comida fraterna tras la que nuestros misioneros nos hablaron de sus experiencias en los territorios donde desarrollan su “Misión”, los problemas con los que se tienen que enfrentar, las puertas cerradas en algunos países de África, el ecumenismo y la buena relación con los musulmanes en otros, la única carretera en algunas diócesis que les obliga a caminar desde ella dos, cuatro o hasta seis kilómetros andando por la selva para llegar a las comunidades, que pueden ser tan grandes como nuestra diócesis y que les impide visitarlas mas de una o dos veces al año, por lo que cuentan con la ayuda de laicos formados que les “ayudan” en su tarea. La falta total de vocaciones en unos sitios y el florecimiento de las mismas en otros…el trabajo abnegado en residencias de ancianos, o en la administración…. Y todos ellos con esa mirada alegre y esperanzadora que transmite FE con mayúsculas.
Nuestros misioneros son un estímulo y un ejemplo para los católicos de nuestra diócesis y nos debe ayudar a ser cada día más “misioneros”, abriéndonos al mundo y a los necesitados, y saliendo, con fuerza renovada, a comunicar ese amor de Dios que abraza a todos los hombres, a las periferias, fuera de nuestra “zona de confort”.
Siempre insistimos en que debemos apoyar a nuestros misioneros con la oración pidiendo por el éxito en sus tareas, pero también apoyándoles económicamente cuando lo necesiten. También agradeciéndoles su respuesta a la llamada a la evangelización, “Saliendo de su tierra", compartiendo su pan, … con su testimonio y la entrega de su vida, dejándolo todo comodidades y tranquilidad por “abrir brecha” y hacer llegar la Palabra de Dios a todos los rincones de la tierra. Como siempre GRACIAS a todos ellos por su labor abnegada y desinteresada.
Gracias también a la oficina de la IGP, de la Mantecada de Astorga que tuvo la deferencia de regalarles una caja del dulce estrella de Astorga que ellos agradecieron con entusiasmo.
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