La acogida en el claustro del Seminario Mayor contó con la animación y los juegos de seminaristas y animadores, y con una representación de la huida a Egipto de la Sagrada Familia para ir centrándonos en el tema del día.
Después por turnos la oración participada en la capilla del seminario con una homilía del Administrador General sobre “Salir de nuestros caprichos para escuchar a Dios” y la Yinkana de juegos propuesta por “infancia Misionera” y ambientada también en las “huidas y migraciones” de antes y de ahora. En medio de ella los niños fueron obsequiados con batidos , bollos y pañoletas…
Tras la oración, los adultos pudieron asistir a una charla con video donde pudieron conocer la situación de explotación de la Amazonía, sobre su defensa y el “cuidado de la casa común” de la que habla la encíclica “ Laudato Sii” de su Santidad, así como algunas de las conclusiones importantes del Sínodo de la Amazonía.
A las dos la comida de bocadillos y “compartida” en el patio con un día expléndido y por último el festival donde pudimos ver a nuestros pequeños artistas cantando y bailando y ellos pudieron escuchar los testimonios de un joven del seminario menor y a la Hna. Miryam de las R.R Catequistas de O Barco y a una de las Hermanas del Amor de María invitadas para esta ocasión que les hablaron sobre la vocación y la misión.
Al acabar se invitó a los niños a asistir a los campamentos de verano en Corporales de Cabrera a los esperamos se apunten muchos niños y niñas.
La asistencia… niños unos 130, adultos algo más de sesenta, éramos pocos, no sabemos si por el coronavirus, o porque cada vez cuesta más que los responsables de la formación humana y religiosa de nuestros niños (empezando por los padres) se impliquen más en actividades de este tipo, pero lo que sí sabemos es que ellos disfrutaron de un día cargado de contenido y diversión sana…
No nos cansaremos de repetir que los niños son el futuro de nuestra Iglesia y que nuestros esfuerzos han de ir encaminados en acogerlos y plantearles actividades y diversiones que les acerquen a nosotros antes y después de su comunión. Delegar en las parroquias y los sacerdotes un compromiso de evangelización y misionero que debe ser de todos en la actualidad, es injusto y egoísta, después de todo, los niños pasan mucho más tiempo en casa y en el colegio que en la parroquia. Tendremos que aplicarnos más.
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