Nuestro obispo, D. Camilo Lorenzo, comparte
con todos los diocesanos la experiencia de su encuentro gozoso con Su Santidad en la visita Ad Limina a través de una carta.
Queridos Diocesanos:
Ya, de vuelta de la Visita ad Limina, quiero compartir
con todos vosotros el gozo y la experiencia de esta Visita. “Esto es una hora
de comunión”, así lo definía Pablo VI. Es muy difícil reflejar en estas líneas
lo vivido y experimentado, muy bien puedo decir con el salmista: “El Señor ha
estado grande con nosotros y estamos alegres” y “¿cómo pagaré al Señor todo el
bien que me ha hecho?”.
Como muy bien sabéis, el día 3 acudí, junto con otros 10
obispos que presiden las diócesis de las Provincias Eclesiásticas de Galicia y
Oviedo al encuentro con el Papa Francisco. Este encuentro tiene como
significado incrementar y fortalecer las responsabilidades de los Obispos,
además de “fortalecer y consolidar los vínculos de fe, de caridad y de
disciplina”. Se prolongó durante una hora y media. Primero intervino el
Arzobispo de Santiago, Mons. Julián Barrio y después el Arzobispo de Oviedo
Mons. Jesús Sanz. Después todos comenzamos a compartir nuestras preocupaciones
en un entrañable dialogo con el Papa como si de un hermano mayor se tratase.
Todo en un tono de gran cordialidad y de muy buen humor por parte del
Papa. Pude trasmitirle el afecto, las oraciones y el cariño de toda
la Diócesis de Astorga y el Papa envió su bendición y saludos para todos los
diocesanos.
En este encuentro hubo ocasión para una presentación y
saludo individual de cada uno de los
Obispos y sus acompañantes, en mi caso iba acompañado del Vicario General, D.
Marcos y del Rector del Seminario Mayor, D. Enrique. Se produjo un diálogo muy
ameno y muy fraterno.
Puedo manifestar que el Santo Padre transmite vitalidad,
convicción y energía evangélica. La primera preocupación del Papa se dirigía a
los sacerdotes para los que tenía palabras de afecto, que se transformaban de
inmediato en mensaje: la fidelidad, la alegría en su ministerio, la importancia
de la vida espiritual. Se interesó, igualmente, por la situación de los
sacerdotes mayores y ancianos, a los que “agradeció su trabajo durante años” y
les animó a realizar las tareas que pudieran y a que vivieran esta etapa de la
vida con “ilusión y esperanza”. También repasamos asuntos de actualidad, entre
los que el Papa se mostró especialmente preocupado por el dramático problema del
aborto y por el alto índice del paro entre los jóvenes. También se interesó por
las personas mayores y ancianos y recordó que “en ellos está la sabiduría”, por
lo que recomendó que se propiciara el “dialogo entre los mayores y los jóvenes”
por los buenos frutos de este intercambio.
Durante el encuentro se repasó el tema de las vocaciones
y de los Seminarios, campo en el que el Santo Padre pidió que “se cultive la
pastoral vocacional”. También a
nosotros, los Obispos, nos instó a “ir delante de su pueblo para guiarle, pero
también detrás para que nadie se quede rezagado” y recordó que “en los fieles,
también está el Señor”. Personalmente pude explicarle la experiencia de
evangelización de jóvenes “Centinelas de la Mañana” que el Santo Padre valoró y
siguió con interés.
Al finalizar el Papa Francisco dirigió el rezo del
ángelus y ha impartido su bendición para los presentes y para las Diócesis. A
los Obispos nos obsequió con un hermoso pectoral y tuvo el detalle generoso y
sencillo de entregar un solideo para nuestro Seminario.
Seguidamente tuvo lugar la Audiencia General del Papa con
todos los Obispos de la C.E.E. En ella nos recomendó la lectura de su discurso
a la Congregación de Obispos, explicándonos por qué tenemos que ir unas veces
delante, otras detrás y otras en medio del rebaño. También destacó la
importancia de la colaboración de sacerdotes, religiosos y laicos con sus
obispos, pues “es importante que el obispo no se sienta solo, ni crea estar
solo, que sea consciente de que también la grey que le ha sido encomendada
tiene olfato para las cosas de Dios”. Y
recordó que “el momento actual, en el que las mediaciones de la fe son cada vez
más escasas y no faltan dificultes para su transmisión exige poner a vuestra
Iglesia en un verdadero estado de misión permanente, para llamar a quienes se
han alejado y fortalecer la fe, especialmente en los niños”.
Mis impresiones de este encuentro son “óptimas y
extraordinarias”, por su tono cordial que son expresión de la comunión perfecta de
todos los Obispos con el Santo Padre y de todos los Obispos entre sí y con la
Iglesia de Roma.
A lo largo de la semana acudimos a diversos encuentros en
las Congregaciones y Pontificios Consejos para tratar temas relacionados con
las competencias de cada Organismo de interés para las Diócesis. Acogían nuestra problemática y nos
comunicaban fraternalmente sus quehaceres actuales y futuros.
El día 4 a los 8 de la mañana, participamos en la Santa
Misa en la Basílica Vaticana, en el Altar de la Tumba de San Pedro. Allí os
tuve presentes a todos, queridos diocesanos, de manera especial a los enfermos,
a los ancianos, a los que estáis pasando por momentos difíciles en vuestras
vidas. En la profesión de fe abracé a todos los sectores de la Diócesis como un
signo de comunión de nuestra Iglesia
particular con la Iglesia Universal ante la Tumba de San Pedro. El día 7, casi
como colofón de esta Visita, participamos en la Santa Misa en la Basílica de San Pablo Extramuros. En estas
Basílicas nos sentíamos sumergidos en una atmósfera de gracia y de
eclesialidad. Gracia que indudablemente afectaba a mi persona como Obispo y a
toda nuestra Diócesis de Astorga.
Yo quisiera que mi familiar comunicación de estas ideas e
impresiones a vosotros, queridos sacerdotes y diocesanos, llenara de amor a la
Iglesia a los que recibís esta carta
llena de afecto y de inmensa gratitud por vuestra oración y cercanía.
Termino con un “Gracias, Santo Padre, por su afecto,
gracias por la disponibilidad que nos mostró a ayudarnos en nuestro difícil
ministerio” y con las palabras de despedida del Papa: “Os pido, por favor, que
llevéis a los queridos hijos de España un especial saludo del Papa, que los
confía a los maternos cuidados de la Santísima Virgen María, les suplica que
recen por él y les imparte su Bendición”.
Recibid mi afectuoso saludo y bendición.
Mons. Camilo Lorenzo
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