No fuimos tantos como en otras ocasiones debido a lo desapacible del tiempo, pero aún
así, casi 300 niños y más de cien adultos nos dimos cita el sábado 16 para
celebrar la jornada de convivencia de los niños de la Infancia Misionera .
La lluvia se detuvo justo en los momentos en que fue más
necesario, en nuestra “peregrinación” a la basílica y “el jubileo” de los
niños, que acompañando al Sr. Obispo
cruzaron la puerta del perdón bellamente decorada por los organizadores de este
año (la comunidad escolar del colegio de San Ignacio) y que participaron en la
oración como sólo los niños saben hacer, con espontaneidad y entusiasmo. El
obispo pidió a los niños que salieran a dar “gracias” y muchos salieron y las
dieron… por sus padres, sus amigos y por las cosas más graciosas.
Tampoco llovió cuando nuestra caravana testimonial bajó
andando hasta el colegio de San Ignacio, ni mientras los niños participaban
en los juegos de “la Ginkana de la
misericordia”.
La comida, de bocadillos y compartida fue un tiempo en el
que pudimos intercambiar impresiones con sacerdotes, padres, profesores y
niños. Todos coincidieron en que les había encantado la sencillez y cercanía de
Mons. Juan Antonio quien nos acompañó en todo momento y prestó su mejor sonrisa
y su atención a todos los niños y mayores que se le acercaron. Todos los que
quisieron, se hicieron fotografías y “selfies” con él que posó de buen grado.
En el festival participaron prácticamente todos los grupos,
incluso los que llevaban pequeñas representaciones, todos cantamos, bailamos y
disfrutamos del espectáculo.
Ojalá en próximas ediciones se sumen más grupos. Esta cita
diocesana de los niños es también punto de encuentro de mayores, todos tienen
cabida, es un día de reflexión y sensibilización de nuestros niños hacia la
misión, pero también de fiesta por
nuestros misioneros.
Como siempre tenemos que agradecer a los organizadores, el
colegio de San Ignacio, sus profesores y equipo directivo, a la parroquia de la
Encina, al personal del albergue de los peregrinos, a los colegios y parroquias asistentes, a la
policía municipal, y a todos aquellos que se
esforzaron por hacer que los niños tuvieran un gran día.