8 jun 2021

" LA PANDEMIA SIGUE DESATADA"

Hoy os mostramos el testimonio del P. Antonio Vidales sobre su misión en Bolivia y la situación que vive últimamente en este país.
"Soy Antonio Vidales de Abajo, misionero claretiano nacido en Posada de la Valduerna (León) en 1935. Llevo 35 años en Bolivia de los cuales 25 he estado en la diócesis de Cochabamba y los últimos 10 en la de Tarija, al sur del país.
A pesar de la edad sigo en plena actividad tanto en una parroquia urbana de Tarija, en la que estoy con otros tres españoles, que comprende también 46 comunidades rurales o pueblos (46) diseminados por una difícil geografía, a algunos de los cuales se tarde en llegar más de dos horas en jeep debido a los malos caminos.
Además de a la pastoral sacramental, me dedico mucho a la formación permanente de laicos mediante cursos, retiros y otras actividades. Igualmente, trabajo en la pastoral bíblica con clases, charlas y acompañando a varios grupos de lectura orante de la Biblia que se reúnen semanalmente.
Un campo en el que también trabajo es en la dirección de retiros y ejercicios espirituales a laicos, religiosos y sacerdotes. El año pasado, por ejemplo, dirigí los ejercicios espirituales al clero de esta diócesis a pesar de que nadie es profeta en su tierra.
Trabajo también en la pastoral social, coordinando la comisión de solidaridad. Hace tres o cuatro años me entrevistaron unos periodistas españoles para el programa “Misioneros por el mundo” del canal 13 de España, que llegaron hasta Tarija. Se interesaron sobre todo por las actividades de pastoral que realizamos.
Con respecto a la pandemia del COVID19 hay que reconocer que aquí sigue desatada y los contagios y muerte se incrementan cada día. Escasean los medios más fundamentales, como las camas hospitalarias, el oxígeno y los medicamentos, que por otro lado son carísimos, pues el gobierno no cubre nada. Un solo día en cuidados intensivos tiene un coste muy superior al salario mensual de un trabajador. Lo que significa que los pobres se mueren sin remedio; ni siquiera se internan.
A consecuencia de la pandemia comienza a cundir el hambre en las familias más desprotegidas. En esta parroquia, gracias a la solidaridad de los fieles que cuentan con más recursos y están sensibilizados en cuanto a la solidaridad como dimensión esencial de la vida cristiana, cada 4 o 5 mes se reparten bolsas alimentarias a 600 familias con casi 20 Kg de alimentos básicos como arroz, pastas, azúcar, aceite y harina llevándoselas a los lugares donde viven" .

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