El Papa rezó a favor de los sanitarios y trabajadores que trataban de mantener en pie a una sociedad herida, con valentía y en muchos casos un gran amor que les hizo perder sus propias vidas.
Mientras él hacía eso, otros dedicaron su tiempo a criticar todo y a no aportar nada, a difundir noticias falsas, a buscar culpables y a abandonar a su suerte a quienes más lo necesitaban en pro de llenar sus bolsillos o ganar poder y “libertad”.
Mientras casi todos nos resguardábamos y procurábamos proteger a los nuestros y al resto del peligro de la pandemia, otros armaban jaleo y asustaban o hacían dudar a los débiles con amenazas y malos consejos lanzando mensajes inútiles y peligrosos en las redes sociales, críticas destructivas, que ponían en riesgo la vida de muchos y que sólo favorecían las fortunas y el libertinaje de unos pocos.
Aún hoy, que deberíamos estar agradecidos porque seguimos vivos, nos negamos a remar juntos y a intentar hacer las cosas de otra manera para mejorar el mundo.
Porque siempre habrá unos pocos que seguirán haciendo del egoísmo su modo de vida.
Porque los hay que se han enriquecido con la desgracia de muchos y no quieren renunciar a su riqueza para salvar a inocentes y desamparados, porque no quieren renunciar al poder que todo lo corrompe en favor del bien común. Que Dios les perdone.
Seguiremos rezando porque el diablo ha hecho sus tareas como nadie… ha conseguido que muchos hayan dejado de creer en él y que la doctrina del AMOR, de un Cristo que inculca ética y moral a quien le sigue, quede relegada a un segundo plano para muchos y que estos valores cada vez se escondan y queden reducidos a menos creyentes. Recemos para que vuelva la cordura.
Seguiremos rezando porque el diablo ha hecho sus tareas como nadie… ha conseguido que muchos hayan dejado de creer en él y que la doctrina del AMOR, de un Cristo que inculca ética y moral a quien le sigue, quede relegada a un segundo plano para muchos y que estos valores cada vez se escondan y queden reducidos a menos creyentes. Recemos para que vuelva la cordura.
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