La Asamblea
Nacional de OMP está teniendo lugar en estos momentos en Madrid y acabará
mañana. Reúne a todos los delegados diocesanos de misiones de España.
El tema de la reflexión es el voluntariado misionero, tanto en la misión
como en las diócesis.
Cuenta con la
intervención de misioneros que voluntariamente han entregado su vida a la
misión, junto con otros testimonios misioneros sobre la liberación de la
esclavitud y el servicio de la salud en la misión.
En la
jornada de ayer y tras la bienvenida del presidente de la Comisión
Episcopal de Misiones, Mons. Braulio Rodríguez, Arzobispo de Toledo, y la
presentación de las jornadas por parte del director nacional de OMP, Anastasio
Gil García, tenía lugar la conferencia inaugural.
En “Voluntariado
al servicio de la misión”, Sonia Olea relataba su experiencia de
misionera laica, como miembro de OCASHA-Cristianos con el Sur, en Chile. Año
1997, su destino: Germán Riesco, un barrio de chabolas en el que se
establecieron ella y su marido, Arturo Gallego, y su hijo Asier de sólo seis
meses. En ese lugar nacerían sus otros dos hijos Alejandro y Ana Eva.
Desde el
corazón contó su experiencia misionera de “estar” y acompañar, en un barrio de
muchísima pobreza y necesidad, donde su marido Arturo, matemático de profesión,
y ella, abogada, vivieron en las mismas circunstancias que sus convecinos.
Sonia explicaba su experiencia como misionera desde tres palabras: gratuidad,
no sólo por no cobrar sino por el hecho de estar siempre disponible para quien
llamara a la puerta; libertad; y austeridad. Sonia, activa luchadora por los
derechos humanos, que pudo ver lo peor y lo mejor, que llegó a demandar a
Pinochet, considera que, si la recuerdan en Germán Riesco es por haber estado
cosiendo como una mujer más del lugar, sentada en una silla en la puerta de su
casa, por haber orado con ellos y compartido la Palabra de Dios. Aunque hubo
momentos duros en esta experiencia, Sonia y su marido consideran que este mirar
al mundo con los ojos de Dios que “te fastidia la vida entera”, es la gran
herencia que dejan a sus hijos. Hoy es responsable de la Campaña de Personas
Sin Hogar de Caritas, un compromiso continuación de su ser misionera laica.
La segunda
intervención fue el testimonio misionero del provincial de los Padres Blancos, José
Morales, sobre las esclavitudes actuales en África. Fiel hijo del
cardenal Lavigerie, que hace 125 años lanzaba su campaña contra la trata de
esclavos en el continente, recordó que el fundador de los Padres Blancos ya era
consciente de que la trata no era el único tipo de esclavitud… Desde su
experiencia como misionero en Mali y su profundo conocimiento de la realidad
del continente africano, habló de las poco conocidas esclavitudes que sufre
África, fruto de tradiciones ancestrales: la conciencia del destino, que hace
al hombre esclavo del mismo, el recurso al adivino o “marabú”, el considerar la
muerte de la mujer en el parto un castigo divino, que hace que no se la pueda
enterrar, la actitud ante el nacimiento de gemelos, los sacrificios humanos de
albinos, el papel de los duendes buenos y malos, las mujeres y los hombres
acusados injustamente de brujería… Realidades en ocasiones terribles pero que
hay que tener en cuenta a la hora de llevar a cabo la evangelización.
El día
concluía con la celebración de la Eucaristía en la capilla de la Conferencia
Episcopal, cuyo mosaico central, obra como toda la capilla del conocido
sacerdote jesuita y artista Marko Ivan Rupnik, presenta la escena misionera de
la pesca milagrosa. Los peces, con los colores que representan a los cinco
continentes.
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