Por su
parte, José María Calderón, de Madrid, expuso la labor de los voluntarios en la
delegación y la articulación, a través de las vicarías – dado el tamaño de la
diócesis de Madrid – de toda la labor de implicación en las campañas. Destacó,
además de otras iniciativas, la labor de Jóvenes para la Misión, que llevan adelante
las actividades, un programa de radio, la página web y las redes sociales…
Carlos Moreno, de Jaén, expuso cómo ha actuado, durante el año que lleva en el
cargo de delegado de misiones, a través del ver: lo que se está haciendo en la
delegación, en las parroquias; del escuchar: lo que se ha hecho antes, el
porqué se dejó de hacer, qué experiencias se han vivido; del aprender: extraer
enseñanzas para la misión de hoy. Esto le ha llevado a aprovechar todas las
oportunidades de formación en misiones que vengan de la dirección nacional y de
otros ámbitos, y también las oportunidades para dar carácter misionero a
cualquier actividad que se realice en la diócesis. La mañana concluía con el
trabajo en grupos sobre el calendario y actividades del nuevo curso.
Por la tarde
tenía lugar la mesa redonda “Voluntariado misionero en territorios de misión”,
que complementaba a la de la mañana, basada en las delegaciones. Los delegados
de misiones de Pamplona, Mallorca y Zamora, moderados por el misionero de la
OCSHA, Patricio Larrosa, que aportó su experiencia con voluntarios en Honduras,
mostraron cómo suman o encauzan hacia la misión a los voluntarios de sus
diócesis. Cati Alberti, de Mallorca, habló de las misiones diocesanas de Perú y
Burundi, y cómo estas han sido cauce para experiencias de verano y de más
duración. La misión diocesana ha unido a la tres diócesis de Baleares. Un
sacerdote acompaña a los voluntarios en la formación y, después, va con ellos
al país de misión. Esta presencia hace que siga el camino del camino del
Evangelio, y toda esta labor no se convierta en una ONG. Luis Fernando Toribio,
de Zamora, se centró en la experiencia de voluntariado que, desde 2003, ha permitido que
varios jóvenes y adultos vayan a Perú. Aunque las motivaciones, procedencias y
formación hayan sido diversas, nadie ha quedado indiferente. Los frutos también
son diversos desde vocaciones sacerdotes hasta meter en un paréntesis esa
experiencia por no ser capaces de integrar una vivencia tan intensa allí con
una vida “habitual” aquí.
El delegado
de Pamplona, José María Aicua, explicó que el voluntariado misionero debe ser
el punto prioritario de una delegación. Es el futuro de las misiones, dada la
edad tan avanzada de los misioneros y misioneras. La delegación de misiones
integra todas las iniciativas de voluntariado misionero como signo de unidad de
la diócesis. El voluntariado con las Misioneras de la Caridad, en Calcuta,
Etiopía, Brasil… ha servido a la delegación para dinamizar a jóvenes y adultos
en una experiencia que les cambiará la vida. Aún así, lo importante, señalaba
el delegado de misiones de Pamplona, es el acompañamiento. Es necesario que un
sacerdote acompañe a los jóvenes que viven estas experiencias para que estas
experiencias tengan fruto. Se trata de una pastoral que exige mucho trabajo,
pero que proporciona también muchas alegrías.
La jornada
concluía con el testimonio de misión en el Chad de Magdalena Rivas, misionera
comboniana, que ha pasado más de 30 años en este país. Ha sufrido todas las
penalidades y guerras, y también todas las alegrías del pueblo chadiano.
Enfermera, ha trabajado durante estas décadas en la sanidad, a veces desde lo
más elemental. Hizo hincapié en la gran labor del voluntariado. Gracias a él
funcionaba una gran parte de los servicios del hospital. No hay evangelización
sin desarrollo y, por eso, anunciar el Evangelio es ayudar a los hombres y
mujeres a ponerse “en pie”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario