Tras la 3.ª Semana orientada a implicarnos en la cooperación económica con las
misiones y en la que se nos animaba a compartir los bienes con quienes carecen de
ellos, e incluso la vida como voluntarios en tareas y acciones que ayuden a los
más necesitados, pasamos a la 4.ª Semana en la que el
objetivo será suscitar entre todos nosotros la apertura para escuchar la voz de
Dios, que llama y envía a la misión.
Para ello se recomienda participar en
actividades de formación misionera, celebrar algún encuentro con misioneros,
estar atentos y disponibles a la llamada de Dios, y mantener vivo el interés
por las necesidades de la Iglesia a la hora de llevar al mundo el mensaje de
Salvación. La animación misionera nos ayuda a comprometernos a ser instrumentos
de unidad y de amor y a estar receptivos a la posible vocación misionera.
“Los misioneros”, dice Benedicto XVI,
“han de ser personas cuyo corazón ha sido conquistado por Cristo con su amor,
despertando en ellos el amor al prójimo”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario