OMPRESS-MADRID
(24-11-14)
El pasado viernes en el marco de la Asamblea Plenaria de la
Conferencia Episcopal, D. Anastasio Gil, Director Nacional de las Obras
Misionales Pontificias en España presentaba el informe sobre la actividad de
las OMP. Articulado en tres grandes apartados, la cooperación misionera, las
principales acciones de animación y formación misioneras, y las preocupaciones
del futuro, el Director Nacional explicaba lo que es el día a día y las
aspiraciones de la labor de animación de las OMP.
La cooperación misionera
que llevan a cabo las Obras Misionales está siempre en consonancia con las
indicaciones de cada diócesis y su obispo. Y es que “este modo de proceder
asegura y garantiza la convicción de que nuestra tarea no es otra que ayudar a
cada diócesis en el ejercicio de su dimensión misionera”. Por eso, el delegado
diocesano de Misiones ha de ayudar al Obispo a que la diócesis sea “misionera”.
Nadie se puede considerar ajeno a este compromiso misionero de su fe, porque la
responsabilidad misionera no es una simple actividad: “todos somos misioneros,
independientemente de los ámbitos donde trabajamos”.
Explicaba D. Anastasio
Gil que la cooperación es espiritual, con la ayuda de los monasterios de vida
contemplativa, “Enfermos Misioneros” y subsidios para Eucaristías y vigilias de
oración misioneras, así como el rosario misionero. La cooperación es también
personal, con el envío de nuevos misioneros y misioneras a los principales
ámbitos de la misión ad gentes, y la formación misionera de niños, adolescentes
y jóvenes, con publicaciones, encuentros, actividades, y el aumento del número
de jóvenes que, durante el verano, participan en alguna experiencia misionera.
La cooperación es económica con los 1.109 territorios de misión, y es justo
reconocer la generosidad de los fieles, a pesar de la crisis, ya que, en el
ejercicio económico 2013, la ofrenda para las misiones a través de las Obras
Misionales Pontificias ha superado en cerca de un 5% lo obtenido en el año
2012.
Entre las acciones de
formación y animación misioneras desarrolladas por las OMP, explicaba su
Director Nacional, está, en primer lugar, el acompañamiento de los misioneros –
con el contacto personal y la información de su testimonio de entrega y
generosidad en la misión. Además, la formación misionera se ha desarrollado
estos últimos años a través de numerosos cauces, desde los estudios de
Misionología y la Semana de Burgos a las jornadas de formación de voluntarios y
otros cursos. También se ha incrementado, como parte de la animación misionera,
la presencia en los medios de comunicación, en Internet y en las redes
sociales, haciendo ver cómo la entrega de su vida por parte de los misioneros a
otros pueblos tiene su origen en la fe de Jesucristo. Toda esta labor de las
OMP se desarrolla siempre en sintonía con la Comisión Episcopal de Misiones y
Cooperación entre las Iglesias, y con las numerosas y variadísimas
Instituciones que cooperan con la actividad misionera de la Iglesia, sobre todo
con las Congregaciones e Instituciones misioneras, cuyo carisma fundacional es
exclusivamente misionero y están integradas en el Servicio Conjunto de
Animación Misionera (SCAM).
Entre las preocupaciones
de futuro, expresadas a los obispos, por el Director Nacional de OMP, están el
salvaguardar la especificidad de la vocación misionera ad gentes, el intentar
evitar la contraposición entre anuncio del Evangelio y promoción humana, y la
universalidad de la caridad, que aseguran las Obras Misionales, al hacer una
distribución equitativa de sus fondos en los territorios de misión, evitando
centrarse única y exclusivamente en “misiones”•particulares.
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