OMPRESS-SIERRA LEONA (11-11-14)
El misionero javeriano
español Luis Pérez Hernández, nos cuenta desde Sierra Leona la terrible
situación del país y especialmente de sus huérfanos. Es el panorama desolador
que ha dejado y deja el ébola tras de sí:
“La situación en el país con respecto a la incidencia del
ébola sigue, más o menos, igual. Ha habido alguna mejora, otras realidades han
empeorado; en unos distritos los muertos y afectados han disminuido, en otros
han aumentado. La ayuda internacional, tan necesaria, está llegando, aunque muy
despacio. Sigue haciendo falta personal sanitario preparado y los medios
adecuados para poder frenar y combatir la epidemia con eficacia. Es decir, que
el balance nos da una situación grave, estabilizaba en niveles altos de la
presencia del virus y sus consecuencias. Todavía tenemos, por desgracia, para
rato.
Las cifras oficiales, es decir, las que se cuentan por haber
asistido a un centro sanitario, son unos 4.300 afectados, más de 1.200 muertos
y 870 supervivientes. Asimismo, según los organismos internacionales, hay más
de 300 niños huérfanos no infectados y unos 600 que permanecen en cuarentena
todos ellos son hijos de padres que han muerto a causa del ébola.
La ayuda internacional va llegando: se han abierto tres
laboratorios para poder detectar el ébola en distintos lugares del país, por lo
tanto, ahora son cinco en lugar de dos. La diócesis de Makeni está tratando de
poner en funcionamiento uno en el hospital que aquí tiene, ya hay algunos
benefactores disponibles, pero la realización es cara. Estos laboratorios son
esenciales, ya que cuanto antes se detecta la infección y se comienza a tratar
más altas son las posibilidades de salvar vidas. También se han abierto, o
están a punto a comenzar a funcionar, tres centros de aislamiento-observación y
otros tantos de tratamiento. Los de aislamiento-observación siguen, por 21 días
(los que emplea el virus para manifestar los síntomas) a las personas que hayan
estado en contacto con afectados o muertos, si durante este periodo el virus no
se manifiesta la persona es dada de alta; de lo contrario pasa al centro de
tratamiento donde se comienza a intentar la curación. Estos centros están
patrocinados y gestionados por el Estado o, los nuevos, por ONGs, o países como
Gran Bretaña, Italia, Cuba, España. La apertura de estos centros ha supuesto la
llegada de personal sanitario preparado y de los medios para poder realizar
este trabajo tan delicado, peligroso y que requiere instrumental-material muy
específico.
Aquí (personal, centros y medios) reside la clave de la
lucha contra el ébola; junto a las medidas de prevención del contagio que las
autoridades e instituciones repiten con machacona insistencia. Medios que
cuestan dinero, el país hace lo que puede, pero la pandemia es tal que no puede
llegar a todo. Por ello, es imprescindible la solidaridad internacional que,
por otra parte, sería una consecuencia de la justicia y de unas relaciones
económicas y comerciales más de ‘igual a igual’, con una distribución de
beneficios más equilibrada entre el ‘norte’ y el ‘sur’. Se podría decir que la
causa principal de lo que está pasando en Sierra Leona es la pobreza, no por
ser un país pobre, sino porque sus gentes han sido empobrecidos.
He aludido a algunas luces que se van encendiendo y van
‘iluminando’ la situación. Por desgracia también hay sombras como ya he dicho,
y sombras nuevas que se han cernido sobre la población: ‘los huérfanos del
ébola’, como se ha dado en llamarlos, que se estiman en más de 300 en el país.
En muchos países, más en los pobres que en los ricos, hay
niños ‘de la calle’, sin escolarizar, desnutridos, endémicamente enfermos
‘maras’ huérfanos… En África también hay huérfanos y muchos. Lo que en África,
generalmente hablando, no existen son huérfanos abandonados, de hecho un buen
número de niños-as se crían con sus tíos o abuelos. La familia en África es
‘alargada’, aglutina a personas incluso de parentesco lejano, por lo tanto,
cuando un niño-a se queda huérfano se incorpora a otra casa donde tenga
familiares. Ese núcleo será su punto de referencia, de relación, de
pertenencia, de subsistencia; el niño-a no queda a la deriva, se siente
acogido, está con los suyos que compartirán con él o con ella lo que son y lo
que tienen. Con ellos vivirá, en muchas ocasiones malvivirá como malviven los
que los acogen; pero está y vive con los suyos.
La nueva sombra que ha trastocado este aspecto de la cultura
y de la vida en Sierra Leona, es el ébola: el miedo al contagio, el pensar que
el niño-a (aunque curado o dado negativo) habiendo sus padres muerto por el
ébola pueda ser peligroso. Quedan estigmatizados y abandonados a su suerte.
Para estos niños-as el foso de la pobreza y de la indigencia se hace más
profundo, más negro, más sin esperanza, se les roba un poco más de una infancia
que ya era una infancia sufrida, que casi no era infancia.
El gobierno ha salido al paso de esta situación determinando
que estos niños-as, después de seguir el «protocolo» general para todos y
cuando ya estén curados, o se confirme que no están afectados, sean acogidos en
un centro que los atienda. Ha encargado esta labor a los salesianos, que son
los que más preparados están para tratar con niños y han puesto alguna
estructura a disposición de este servicio. Alguna que otra institución ha
acogido a algunos y otras están tratando de organizar algún tipo de apoyo y
seguimiento. Estructuras y medios que son del todo insuficientes para los
‘huérfanos’ actuales y para los que, con toda seguridad, están por llegar…
Por otra parte, no todas las familias rechazan a estos niños-as.
Quieren llevárselos con ellas, pero no es tan fácil, necesitan apoyo económico
para el mantenimiento y los medios oportunos para el seguimiento sanitario
adecuado en caso necesario… ¡En fin! Que volvemos a lo mismo: soporte
económico, tanto para los centros de acogida como para las familias que,
superando el miedo con el afecto y la cultura que les es propia, se quieren
hacer cargo de estos niños-as.
Todos: autoridades, iglesias, asociaciones, sociedad
civil-familias están tratando de encontrar la mejor solución, desde los
diversos puntos de vista (sanitario, económico, de sensibilización…) para este
nuevo reto que afecta a las vidas de estos niños-as a los cuales les es difícil
comprender que les rechacen, marginen y estigmaticen. Se está intensificando la
campaña de sensibilización, de la sociedad y de las familias, de que el
huérfano de padres muertos por ébola si no fue infectado o está curado no es
peligroso.
Luces y sombras, todos seguimos trabajando para que la luz
se imponga y seguimos esperando que el trabajo y colaboración interior siga
creciendo, que la ayuda internacional siga llegando y con mayor celeridad, que
los medios necesarios estén, lo antes posible, a disposición de los que están
arriesgando su vida para el bien de los demás y del país entero. Mucho depende
de los ‘de aquí’, otro tanto, o más, depende ‘de los de allí’ de los que más
tienen y no tanto necesitan”.
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